lunes, 24 de marzo de 2008

La fábrica de la felicidad

Cada viaje me doy más cuenta de que son tan importantes el destino y la compañía como la actitud que uno tenga. Si hay una característica que yo le pondría a los 4 días en Chile es la de espontáneo. Y eso no le ha restado diversión, sino todo lo contrario. Esta espontaneidad o falta de planes, hablemos claro, ha hecho que nuestro destino no haya sido Chile en sí mismo, ni cada uno de los pueblos en los que hemos parado (en algunos casos decir que hemos visitado, sería exagerar un poco), sino el camino de un sitio a otro: las horas de carretera.

Alquilar el coche fue una cuestión de suerte: todo cerrado en Viña y viene a pasar por delante nuestra, cuando ya casi habíamos perdido la esperanza, el dueño de un Rent a car. Y el coche se convirtió en nuestra sitio de tertulia, donde hablar de todo un poco, cantar todo lo cantable (faltó Camilo Sesto, eso fue un fallo grave) escuchar declamaciones acerca de los sitios a los que nos dirigíamos y de muchas risas. Me gusta viajar en coche, aunque no tanto como hacerlo en tren, pero en esta ocasión las horas se pasaban volando y tanta charla y tanto cante hizo que, sin que ellos se dieran cuenta, Sara y Álvaro despertaran en mí nuevas inquietudes, y he vuelto con ganas de empaparme de Camarón y de acabar el año hablando todo el italiano que pueda.


Creo que viajar, vayamos donde vayamos, es algo más que trasladarse de un sitio a otro. Si uno se deja, el camino le puede llevar a muchos lugares: desconocidos, olvidados, familiares... Me quedo con una frase de Marcel Proust que me gustó mucho: "El verdadero descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos".
Descubrir, al fin y al cabo, las cosas que a uno le hacen feliz.

domingo, 23 de marzo de 2008

Santiago

El recuerdo de mi primera visita a la capital de Chile siempre será el de última estación en este viaje por el sur de América, el de una ciudad de la que me marché de madrugada y sin querer, tras inevitables despedidas y con la mente en palabras que hablaban de sueños y primavera.

Reencuentro con el mar

Casi 6 meses sin ver el mar, sin olerlo y sin sentirlo. El viaje a Chile ha supuesto el reencuentro con él, con sus sonidos, con sus colores y con su aroma; con las imágenes tan nostálgicas que recrea el agua al atardecer y con la paz que da mandarle todos tus pensamientos. Desde una colina vimos el Pacífico por primera vez, el otro horizonte. Jamás me imaginé que estaría viendo el mar con "mi mundo" a la espalda y la mirada puesta en dirección a Australia. Y desde otra colina contemplamos el puerto de Valparaíso, y cerré los ojos y dejé que los sonidos de las grúas y las gaviotas me transportaran rápidamente a Algeciras. Al día siguiente tocamos la arena por primera vez, en Maitencillo, de noche; y nuestra penúltima noche dimos un paseo de esos que aquí tanto me faltan, por La Serena, bajo las estrellas, dejando que las olas rozaran nuestros pasos.

Allí, bajo el faro y a solas, tuve uno de esos momentos en los que uno se confiesa con el mar, y recordé una tarde hace años cuando a la salida de Telesur me fui a la playa en busca de respuestas. Me sentí tranquila por no tener que preguntarle esta vez.
Inesperadamente la primera noche que visitamos la playa me vino el pensamiento de J. a la cabeza, el de su eterna e inevitable ausencia. Hacía mucho tiempo que no lo recordaba. Me sigue apenando mucho que no esté, creo que aunque pasen décadas siempre que mire el mar pensaré en él y en como se fue de repente, dejando tantas almas rotas. Esa noche también me acordé de Noelia, de nuestros paseos y conversaciones frente al peñón, y del regalo que me hizo el día antes de venirme, el de llevarme a Getares de madrugada, por sorpresa, para que me despidiera de la playa y de ella.
Ha sido un reencuentro con el mar, pero también con emociones que la distancia había adormecido y a las que a veces me es muy difícil volver.

viernes, 21 de marzo de 2008

Versos

Valparaíso, primera parada en este primer contacto con Chile. Ciudad portuaria, de colinas y colores, donde visitamos el refugio de Neruda, La Sebastiana, un día nublado que invitaba a profundizar en su sensibilidad y en su poesía. La tienda de souvenirs estaba llena de postales con dibujos y versos. Creo que los siguientes reflejan una actitud bastante positiva y enérgica con la que afrontar el día a día:


"Yo no voy a morirme,
salgo ahora en este día
lleno de volcanes
hacia la multitud,
hacia la vida".

jueves, 20 de marzo de 2008

Buenos Aires, de nuevo

Dejo atrás los glaciares, la nieve, y de nuevo aterrizo en el caluroso y húmedo Buenos Aires. Me encanta esa ciudad y lo que me provoca bajarme de un avión y tenerla ante mí para hacer lo que quiera. Me pasa con ella como con Berlín, son ciudades con personalidad, que enganchan, que a pesar de las expectativas, a mí no me decepcionan.

Tras una breve visita a la ofecome porteña me regalo unas horas de civilización y compras en Palermo Soho. Compro ansiosa todo lo que veo. En La Paz no hay tiendas con ropa que me guste, no al menos que me guste tanto como esta (sentarse a observar los modelitos de todo el que pasa por la Plaza es un entretenimiento en sí mismo). No tengo queja, pero de vez en cuando se agradece tener donde desahogar la vena consumista. Por la tarde el Skype me permite ver reunidos en mi habitación de Algeciras a gran parte de mi familia, y por fin, después de casi 6 meses, ver a mis dos pequeñinas (me reprimo las lágrimas porque estoy en público), a las que tengo tantas ganas de achuchar: María y Helena, igual de traviesas y tímidas . A veces las nuevas tecnologías son una bendición.

Por la noche diluvio, cena con salmón en un lugar de esos que echo tanto de menos en Bolivia, un restaurante con detalles en cada esquina, con nombre francés y carteles en italiano, y después visita a la Catedral del Tango: ambiente decadente por fuera, pero cool, como parece ser todo en esta ciudad, por dentro.


En uno de los sillones del bar se produce uno de esos momentos surrealistas que me da a mí que son tan habituales en Buenos Aires. Mientras Encarni y yo tenemos una típica charla de chicas, dos argentinos se sientan en el sillón de al lado, brindan con nosotros y tras contarnos con total naturalidad que las ciudades tienen sexo (Madrid es una mujer, y Barcelona un hombre, según esta teoría, aunque yo pienso lo contrario), uno de ellos, al descubrir que somos andaluzas y que estamos en plena Semana Santa se arranca y nos canta una saeta. Allí, en mitad del bar y ante los ojos atónitos de los de la mesa de al lado, y los nuestros claros, porque ninguna de las dos nos sabíamos la letra y nadie nos había preparado mentalmente para que un Miércoles Santo en un barrio de Buenos Aires un argentino (con la cabeza rapada y pantalones estrechos, es decir, nada que ver con un capillita) nos cantara una saeta.

En fin, anécdotas que hacen que esta ciudad tenga para mí tanto encanto. No tengo días para volver. Me va a costar no despedirme de ella por todo lo alto.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Hasta la vuelta, flores

Y me voy del Calafate, pero no me da pena porque mañana estaré en Chile, de road trip, pero me cuesta un poquito despedirme de las dos flores (pronunciado con el acento murciano de Esperanza) con las que he compartido el viaje, aunque sólo sea por unos días.
Patri y Esperanza han sido compañeras de viaje alucinantes. El humor de una conjugado con los momentos payasos de la otra esconden o mejor dicho, aderezan a dos mujeres hechas y derechas pero también a dos niñas con ganas de "jugar" y de reírse y de pasarlo bien sin dobleces... y de conocer, de empaparse de todo lo que las rodea. Al igual que Sandra e Inma. Saber que todas están en La Paz hace que volver no cueste tanto.


¿Para cuándo la próxima escapada?

martes, 18 de marzo de 2008

Los sonidos de la naturaleza

Nuestro último día completo en El Calafate emprendimos con ganas (yo con un poco de miedo, todo hay que decírlo) la excursión para caminar con crampones por encima del famoso Perito Moreno. Pensábamos que ya nada iba a impresionarnos después de haber visto glaciares e icebergs el día anterior.
Antes de comenzar el trekking nos dejaron que contemplásemos durante 20 minutillos el Perito Moreno, que no es el más grande, pero sí el que mejor acceso y mejores vistas tiene. A pesar de haber visto otros glaciares el día anterior, este nos pareció bastante más brutal, es decir, una masa kilométrica de hielo condensado ante nuestros ojos.

Estábamos haciéndonos fotitos flipadas, cuando de repente escuchamos un sonido, un sonido inolvidable y creo que en los días que me quedan: irrepetible. Fue entonces cuando pudimos ver como se caía un trozo de pared del glaciar. No hay palabras para describir lo que sentimos al ver caer lentamente el hielo y hundirse con una fuerza desmesurada y creando pausadas olas en el lago al que caían los cascotes de hielo. Puede parecer exagerado, pero no hay descripción que haga justicia a un momento tan extraordinario. A nuestro lado un chico decía “ayer estuve tres horas y no vi nada, y hoy vengo un rato, y veo esto, vaya suerte, vaya suerte” y todo el que estaba allí gritaba de incredulidad. En fin, sin palabras: un regalo para los sentidos, un momento emocionante, unos segundos inolvidables en ese lugar de vientos; en ese fantástico y remoto rincón del mundo.

domingo, 16 de marzo de 2008

Un lugar remoto

Recién aterrizadas en El Calafate, contemplando el cielo y la aridez desde el taxi que nos lleva al hostal, me siento por primera vez en mi vida en un lugar remoto. Me siento lejos de todo.


Paseo por el pueblo, un pueblo de árboles de navidad y de madera; un pueblo del norte en el sur. Y por la noche, un sonido familiar que me sorprende: el viento. Hacía tanto que no lo oía.

viernes, 14 de marzo de 2008

Vacaciones de verdad

Viernes, 9 de la mañana, aún quedan varias horas para que acabe mi jornada laboral, pero mi mente lleva ya mucho tiempo fuera de la oficina, de hecho desde ayer ya no está en La Paz, sino recorriendo los caminos que me lleven de nuevo a Buenos Aires por unas horas y después a conocer con temor y ansia los glaciares del sur de Argentina y más tarde a Chile, el país más estrecho del mundo a orillas del Pacífico.
No sé qué visitaré en Chile, ni si estoy preparada para andar por encima de un iceberg, pero ¿qué más da?, si finalmente voy a tener unas vacaciones de verdad, de 10 días sobrevolando el hemisferio sur.
Iba a decir que mañana comienza la aventura, pero en realidad la aventura comenzó el 5 de octubre. Lo que mañana inicio es uno de sus capítulos más emocionantes en el que hacer algún que otro sueño realidad.

miércoles, 5 de marzo de 2008

5 momentos de mis 5 meses

"Las fotografías poseen una fuerza evocadora poderosa. (...) Al congelar una gota de tiempo, al parar el mundo, es como si la vida quedara encapsulada, como si de verdad hubiera conseguido detener el imparable resbalar de los minutos hacia la nada. Las fotos son un espejismo de la eternidad". Almudena Grandes


martes, 4 de marzo de 2008

Cosas de Bolivia

El domingo pasado mientras esperaba para coger el avión de vuelta a La Paz desde Cochabamba vi este vídeo musical entre uno de W. Houston y otro de Justin Timberlake... esto es pop y videoclips y lo demás son tonterías.



El que haya visto una cholita igual que levante la mano.