viernes, 29 de agosto de 2008

La cuenta atrás

Hoy comienza mi último mes en Bolivia, mi cuenta atrás particular hasta el 29 de septiembre. Este día quedará marcado en mi calendario personal, por eso y porque se suceden las despedidas. Y en este día me llega esta frase, mi caramelito del día, letras que expresan a la perfección lo que siento:
Si, el tiempo ha seguido y nos ha pasado. El tiempo, como un niño que llevan de la mano y que mira hacia atrás... Con tan poca cosa puede un hombre ser feliz, pensó. Ni siquiera un beso. Con tan poco. La taza de té preparada con su mínima liturgia, un perfume viejo. Sí, casi nada... (Julio Cortázar)
Gracias, papucho. Te voy a extrañar tanto...

miércoles, 27 de agosto de 2008

Pasión

A estas alturas, si tuviera un par de días más de vacaciones, haría la última locura del año y me agarraría un avión sólo para escuchar el 8 de septiembre en Buenos Aires esta canción, y otras muchas, en directo. Pero como es un lunes y desde La Paz no hay vuelos directos, pues me conformaré escuchándola cantar en mi ordenador.


Tendré que esperar para verla en otro sitio, en otro momento... Aunque ya no será lo mismo, ya no me beberé las calles de Buenos Aires con el eco y la emoción de los fados y coplas en la voz tan personal y desgarradora de esta malagueña llamada, tan acertadamente, Pasión.

lunes, 25 de agosto de 2008

Cuba

Aterrizar en la isla, después de la fascinación de haber recorrido medio continente para alcanzarla, con el calor tan ansiado como bienvenida y con el ruido de los vientos que auguraban tormenta. Llegar a Cuba, y también al reencuentro con Isa y Naza, y con la vida que dejé al otro lado del charco. Reencuentro sereno gracias a las costumbres adquiridas por la amistad. Abrir los ojos a su lado como si no nos hubiéramos separado durante casi un año.


La Habana fue nuestro primer contacto con Cuba. Para mí, la hermana gemela de Cádiz, a pesar de la distancia, compartiendo la misma magia pero con la personalidad que a cada una les da estar en continentes distintos. Nuestros primeros días fueron los atardeceres en el malecón, los jugos en la preciosa Plaza de la Catedral, el guarapo con ron en una esquina cualquiera, la música cubana en "La lluvia de oro", los paseos por el centro con los ojos bien abiertos y escuchando a los cubanos que, como Iris o "nuestra querida amiga Leo", nos hablaban de la isla, de la ciudad y de ellos mismos. También la Habana Vieja, la de verdad, la que se cae a cachos, y El Vedado, con sus palacetes desvencijados en los que se adivina el esplendor de esta ciudad en otra época, las vistas de la ciudad de noche desde un hotel. Pero sin duda, La Habana fueron los mojitos del Nacional, con sus luces por la tarde y el relax de mirar el mar saboreando las charlas pendientes después de tanto tiempo.


La tormenta tropical se apoderó de la isla y nosotras pusimos rumbo a Trinidad tras un cambio de planes en pleno camino que hizo que Viñales quedará pendiente para otra ocasión. El camino en sí mismo fue una aventura, escuchando reggeton cubano con Yazzer, riéndonos con él mientras traducíamos sus sms en inglés y flipando con el cambio de coche en una estación de servicio cualquiera. Con Oriasky y su "Cristal" llegamos a una lluviosa Trinidad, no por ello menos bonita, después de comprobar que Cuba no es solo playa, que tiene paisajes verdes y salvajes. En casa de D. Pedrito cambiamos el reggeton por los tranquilos ritmos de nueva la trova en su guitarra, a oscuras por un corte de luz, mientras en la calle la tormenta no daba tregua. A la luz de las velas disfrutamos la primera cena casera de todo el viaje: potaje de frijoles, plátano frito y guasa, un pescado local delicioso. El arte hecho comida gracias a Mari. De día y con sol, tras desayunar con Barry White de fondo, no nos quedaba otra que perdernos en Trinidad, con sus calles inundadas de casas de colores pero también con la dura contradicción de ver la miseria y el turismo en la misma acera. Trinidad fue, sobre todo, "Lágrimas Negras" en directo, en la Casa de la Trova, la música por la calle, el arte y la elegancia de los cubanos bailando salsa sin parar en "La Casa de la Música", unos bailes en "La Cueva" y la visita al Valle de los Ingenios, un latifundio verde, con montañas al fondo, de una belleza impresionante.


Con la mochila al hombro empezamos el camino de retorno con parada en un chiringuito de carretera cualquiera en el que disfrutamos de una Piña Colada de verdad mientras contemplábamos como a las 12 de la mañana de un día cualquiera en un bar de carretera, los cubanos siguen llevando el ritmo en las venas. Y llegamos a Varadero, y allí nos quedamos 3 días. Mi primer baño del 2008, en el Caribe, con una lluvia torrencial, los relámpagos al fondo y cientos de personas disfrutando de la calidez de las turquesas aguas de este lugar. No creo que jamás olvidé aquélla imagen, ni la emoción absoluta de aquel momento. Varadero fueron las playas del Caribe, las aguas cristalinas, la arena blanquísima, el atardecer en un catamarán en la bahía, el amanecer en la playa del pueblo, rodeadas de gente que comenzaban su día de playa a las 6 de la mañana, las cenas escuchando las olas y los jugos de mango en la terraza del "Dos Mares". Varadero es pura Cuba, si uno se va lejos de los grandes hoteles.


La última parada fue también la primera, y en La Habana me despedí de la isla y de mis compañeras de viaje, tras una cena en "La Guarida", un sitio muy especial que nadie se debería perder. Un paladar en el que se come de lujo, que conserva un halo decadente y que se encuentra en un edificio palaciego precioso pero viejísimo en el que viven familias con lo poco que tienen. De nuevo la antítesis de la pobreza rodeada de los reflejos de una ostentación pasada que ya es mero recuerdo.







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Este viaje me ha llenado de impresiones la cabeza, muchas de Cuba, otras del futuro. La mayoría me las quedaré para mí. No me siento decepcionada por la isla, pero si me ha dejado un mal sabor de boca ver cómo viven muchos cubanos, y ver cómo gran parte del turismo de países desarrollados se aprovecha de esta situación.

Me quedo con ganas de volver pero eso será dentro de muchos años, cuando ciertas cosas hayan cambiado.

jueves, 14 de agosto de 2008

My sisters and me

Después de 10 meses en una de las ciudades más altas del mundo, con un clima de invierno casi constante (menos mal que el cielo está siempre azul y eso nos tiene las pilas bien cargadas) las palabras se quedan cortas para describir la sensación que me produce pensar que en unas horas piso el Caribe: playita por fin en la isla tantas veces imaginada. Vacaciones en Cuba con mis dos soles que vienen a traerme el verano desde España. Cuántas cosas han pasado desde que nos despedimos en la parada de metro de Valdeacederas... Ladies, are you ready?!!! Como dice Madonna: "the show has just begun!!!!!
Qué increíble decir esto: ¡¡¡Nos vemos mañana en Cuba!!!


viernes, 8 de agosto de 2008

Como una ola

Hoy se nos ha hecho hueco grande aquí en La Paz, otro más. Como una ola, Sandrita llegó, arrasó y se fue, una ola que nos ha empapado en este tiempo de muchas risas. Me dejas sin pareja para las sevillanas y sin compañera de duetos de la más grande.


Mucha suerte de vuelta casa, niña, nos vemos en nuestra tierra prontito. Disfruta muchísimo este verano con regusto boliviano. Te dejo aquí esta canción que a mí siempre me recordará a la niña de Morón que me encontré en La Paz y que hizo mi comienzo aquí mucho más fácil (no, no es una de Rocío Jurado).


miércoles, 6 de agosto de 2008

martes, 5 de agosto de 2008

Tapitas de verano

Este año me estoy perdiendo los días de verano en Algeciras: las tardes de playita y las noches de tapitas y tintos de verano con Legendarios de postre. Es el último recuerdo que me traje de allí cuando me vine. Desde hacía años no había pasado una temporada tan larga por allí en verano y mis últimos días, aunque fuera septiembre, fueron de esos: unos días muy dulces. Cada vez que me llega un e-mail de Cyn revivo esos días, me viene el olor a mar de mi tierra y los sonidos del viento que allí no da tregua.
Hoy he recibido uno de esos e-mails, y me he sentido de nuevo allí, con Cyn en su coche escuchando esta canción, que a mí me parece la perfección por la voz, la música y el ritmo.

Dulce también está ahora por allí, disfrutando de esos días de relax, de las vacaciones en casa. Y a mí me encantaría quedar con ellas mañana en la Calle Sevilla, pa' una noche de esas de las nuestras. Espero que a la vuelta del verano tengan fuerzas suficientes para regalarme una de esas veladas con tapitas, Legendario, charlas y muchos muchos muuuuchos abrazos (os váis a jartá).

sábado, 2 de agosto de 2008

Alguien especial

Por la vida, se va conociendo a gente que, a lo largo del tiempo se convierten en amigos a los que nos unen vínculos casi imposibles de romper. Eso es lo habitual, y lo extraordinario al mismo tiempo. Pero a veces, de manera excepcional, por el camino uno encuentra gente que tiene algo que te atrapa desde el primer momento, que tiene un brillo que los hace distintos y que, sin proponérselo, encuentran un hueco en tu corazón con una rapidez inesperada.

Un día, en este viaje que es la vida, apareció un compañero de esos que tienen ese halo especial. Un compañero de viaje al que durante este trayecto sólo miré de perfil y con el que casi siempre hablaba a través del papel. Ese compañero fue en ese tiempo mi ángel de la guarda particular. Un ángel de la guarda al que sólo veía unas horas, pero que gracias a él fueron mucho más fáciles y llevaderas.

Entonces, cuando estaba cansada o a punto de desfallecer o simplemente necesitaba pararme a coger fuerzas, sentía que su brazo estaba siempre dispuesto para evitar mi caída. Sentía ese apoyo incondicional, al que sin embargo, siempre trataba de buscar algún reparo porque mi torpeza no me dejaba ver que, a veces, las cosas son más fáciles y esa gente especial también te elige a ti. Él no está aquí en Bolivia y, sin embargo, siento que su brazo está siempre a mi lado cada vez que necesito apoyarme, lo siento cerca de mí.

Me gusta que de vez en cuando abra su gran corazón y deje que los demás nos asomemos para ver lo que tiene dentro. Eso ocurre muy de cuando en cuando, pero cuando me concede este privilegio a través de sus palabras, me doy cuenta de que estuve equivocada durante mucho tiempo. Quizá fue la torpeza que su cercanía me provocaba al principio la que no me permitía ver que él también se da, a su manera, sin prisas y sin dobleces, y que él también necesita sentir que los demás están ahí.

Cuando era pequeña mi padre colgó en la puerta de mi cuarto los versos de “If”de Rudyard Kipling porque quería que aprendiese que lo que ahí se decía era una de las mayores verdades que se pueden leer y que llenan esta vida de sentido. Siempre pensé que el último verso hablaba con una contundencia sin igual: “serás hombre, hijo mío”. Ser hombre no es fácil. En este sentido, creo que llamar hombre a este compañero de viaje sería la manera más acertada de describirle.

Esta persona es para mí alguien especial por su sencillez y su seguridad, por su extrema sensibilidad y por la calidez que tan desinteresadamente me regala. Lo es para mí y lo es para mucha otra gente porque los seres especiales lo son simplemente y que te hagan un huequito en su vida es todo un regalo.

La próxima vez que nos veamos será bajo un cielo distinto. Cuenta conmigo para unos bailes, unos cantes o una charla sobre lo mucho que han cambiado las estrellas de ese firmamento familiar que ya no podremos mirar con los ojos de siempre.

Mientras tanto, disfruta de la paz del mar, disfruta de la calma que proporciona contemplarlo a solas. Gracias por compartirlo hoy conmigo a través de unas líneas.

viernes, 1 de agosto de 2008

Senso

Empiezo el fin de semana con esta canción maravillosa de Vasco Rossi que, con su voz desgarrada pregona lo difícil que es, a veces, encontrarle el sentido a la vida. Lo cuelgo ahora que yo ya voy encontrándole, poco a poco, el sentido a tantas cosas.