Llegar a San Ignacio de Velasco fue toda una odisea. Lo que en principio iban a ser unas 12 o 13 horas de viaje (para hacer unos 450 kilómetros) se convirtieron en 22 por un cúmulo de imprevistos difíciles de creer. Salimos a las 8 de la tarde de Santa Cruz y a las 2 horas el autobús se paró porque uno de los ríos de la zona tiene un único puente para cruzar, puente con un solo carril, lo que obliga a establecer turnos para pasar, dependiendo del sentido. Así estuvimos 2 horas parados, esperando. Cuando al fin logramos cruzar este puente de madera, que a mí me pareció kilométrico, sobre un río oscuro y caudaloso, al poco rato, el autobús volvió a pararse. Yo quería pensar que era una parada para ir al baño pero nada más lejos de la realidad: el bus estaba averiado. Llevábamos más de 5 horas en marcha y apenas si nos habíamos alejado de Santa Cruz. La compañía no envió ningún bus para continuar el trayecto (a pesar de lo cerca que estábamos), así que estuvimos 7 horas más parados hasta que abriese el taller más cercano y se pudiera arreglar la flota (así llaman a los autocares en Bolivia). Amanecimos en San Julián, donde seguíamos esperando y decidimos darnos una vuelta por el pueblo para desayunar algo. Decir que era un lugar pobre es quedarse corto. A pesar de ello, todo el mundo estaba desayunando platos abundantes de comida y en la única librería del mercado encontré un ejemplar (trucho, claro) de “Donde el corazón te lleve”, de Susana Tamaro. Volvimos a tiempo para celebrar que el autobús ya estaba arreglado y así emprendimos la marcha hacia San Ignacio de nuevo. Paradita en San Javier para comer. Pudimos ver la misión y poco a poco íbamos viendo cómo el carácter de la gente se va suavizando. Se notan los efectos del calorcito en esta parte del país. Cuando estábamos a punto de llegar, se pincho una rueda, pero bueno, nos hizo perder otros 40 minutos, pero bueno, en un viaje de casi un día, ¿qué son 40 minutos? Lo mejor fue la respuesta de la de los de la estación de autobuses ante nuestras quejas por haber tardado 10 horas más por la negligencia de la compañía: "lo siento, pero no podemos hacer nada, ni compensarlos de ningún modo, porque al final han llegado, además, aquí la gente nunca se queja por llegar tarde". This is Bolivia, y a veces, sólo a veces, saca a uno de sus casillas.
1 comentario:
OMG y yo que estoy planeando viajar entre La Paz y Santa Cruz de la sierra.
Espero entonces no tener que pasar por la carretera de la muerte.
Muchos éxitos!
Juan Camilo Vivares Lopera
Medellín, Colombia
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