martes, 9 de febrero de 2010

Soledades y silencios

Pasaba largas horas en casa. Sin hablar con nadie. Qué de horas para pensar. Qué de minutos para hacer planes y verlos derrumbarse. Qué de castillos en el aire y qué de humo en la mirada. Cuántas horas grises. Sólo a veces, se permitía abrir la ventana y dejar que las hojas del árbol que nacía al lado de casa inundaran el salón con su perenne color verde y que el canto de los pájaros animara aquella soledad. Entonces, en esos días, dejaba la mente en blanco e imaginaba un cielo azul con cientos de nubes blancas dejándose mecer por el viento.

3 comentarios:

Bilbo dijo...

Qué alegría volver a leerte, mi niña. Cuídate mucho y sigue viviendo a tope.
"La cuestión es quéhace cada uno con las cartas que le han tocado".

Muchos besos. Cris (Sevilla).

bettyboop dijo...

Tan gris y tanta soledad había en esa casa de techos altos y ventanales inmensos??...a mí siempre me pareció llena de luz y gente. Beso enorme.

swampwalk dijo...

Bettyboop, la luz de aquélla casa nos vino muy bien a todas. Hablo más bien de un momento, más que del lugar... vaya, una metaforilla, jeje.